HISTORIAS ANTIGUAS, CULTURAS Y COSTUMBRES: mayo 2010

lunes, 31 de mayo de 2010

LAS MALVINAS BOLIVIANAS

Bolivia y la perdida "del mar"






Empieza a clarear el viernes. Las olas de un mar sereno de pleno verano besan las playas blancas de Antofagasta. A una playa cercana al puerto llegan los pescadores con una buena cosecha de congrio. Al descargar las redes, los pescadores divisan en lontananza la silueta de dos navíos, pero siguen su labor antes de que despunte el día. Por lo demás, a la bahía de Antofagasta suelen llegar navíos de toda laya y, desde enero, permanece anclado el acorazado de bandera chilena “Blanco Encalada”.
Los primeros rayos del sol iluminaron los vetustos edificios públicos, casi en ruinas a pesar de los modestos arreglos que se hicieron tras el maremoto de mayo de 1877.





El prefecto Severino Zapata apuraba el desayuno. Día 14, es el día fijado para el remate de los bienes de la “Compañía de Salitre y FFCC de Antofagasta”, que se negó a pagar una y otra vez un tributo destinado a la reconstrucción de los edificios públicos de Antofagasta.
Las salvas de artillería, que provenían de la bahía, espantaron a gaviotas y palomas y despertaron a la población. Eran casi las siete de la mañana y pronto se supo que el “Blanco Encalada” saludaba con siete cañonazos a su gemelo el barco blindado de guerra “Lord Cochrane”, de 3.650 toneladas, y a la corbeta “O'Higgins”, que se acercaban lentamente al puerto.



Zapata convocó rápidamente a la gendarmería en la Prefectura, y los curiosos iban agolpándose en el puerto para ver de cerca a los pasajeros que se aproximaban en un bote que descendió del acorazado.
Ya en el puerto, el visitante, el capitán chileno José Borgoño, abriéndose paso entre sus compatriotas —que conformaban la mayoría de la población— preguntaba a modo de saludo: “El cónsul de Chile, el cónsul de Chile mis amigos, dónde está”.



Ahí estaba, entre los curiosos. “Yo, soy yo, Nicolás Zenteno”. Se saludaron. “Vengo en calidad de parlamentario ante las autoridades bolivianas. Quiere guiarme?”.
En la Prefectura esperaba el coronel Zapata, a quien Borgoño entregó el mensaje. Chile consideraba que Bolivia había violado el Tratado de Paz y Amistad de 1874 y ordenaba “tomar posesión del territorio comprendido hasta el grado 23” a sus fuerzas militares. “A fin de evitar todo accidente desgraciado —dijo Borgoño—, espero que tome las medidas para una posesión pacífica”.



Zapata, al mando de 60 gendarmes con fusiles de baqueta, apenas podía contar con el apoyo de los 500, o poco más, ciudadanos bolivianos afincados en Antofagasta. En realidad, no podía humanamente contrarrestar la acción que comandaba el general chileno Emilio Sotomayor.
“No hay fuerzas con qué poder contrarrestar a tres buques blindados de Chile, pero no abandonaremos este puerto sino cuando se consuma la invasión”, respondió la autoridad boliviana.




Iban a dar las ocho y media de la mañana, cuando desembarcaron en el puerto unos 200 soldados, que llegaron en el acorazado. En medio de la algarabía de sus compatriotas tomaron la calle Bolívar hasta la Washington hasta la plaza de armas Colón. “Más de tres mil rotos de poncho, encabezados por otros de levita, se amotinaron y, entre la algazara más espantosa se dirigieron a la Prefectura. Allí arrancaron el escudo boliviano y lo rompieron para izar después el pabellón chileno y tomaron el cuartel”, escribía un cronista de El Comercio el día 15.



Fueron dos largos días de burlas y humillaciones para los bolivianos, de quienes se sentían dueños de casa, hasta que llegó el “Amazonas”, un vapor de pasajeros obligado a cambiar su pabellón por una bandera chilena. En fila, asediados por los emigrantes chilenos, esperaban abordar la nave. En los registros del muelle y las mismas turbas les despojaban lo poco que alcanzaron a recoger de sus bienes. En medio, iba Genoveva Ríos, la hija de 14 años del comisario de la Policía Marítima, que salvó la bandera del agravio enfurecido y la escondió en su cuerpo para subir al “Amazonas”.

El vapor se alejaba del muelle, con su clásica bocina del adiós, que sonaba amarga y triste a los desolados bolivianos que lo perdieron todo. Hasta el suelo patrio.
En Antofagasta se organizaba la autoridad chilena y en sus calles circulaba de mano en mano la proclama del prefecto Zapata, impresa clandestinamente por El Litoral, periódico antofagastino.




“Hoy se ha realizado un atentado incalificable, un escándalo que jamás se presentará en pueblos civilizados. Sin fuerzas para combatir a los invasores que, alentados por nuestra debilidad, hacen gala de entereza usurpando derechos, hollando la dignidad de los bolivianos, aherrojando a las autoridades, consumando en fin, un hecho que no necesita definirse para ser conocido en toda su monstruosa deformidad e injusticia”, expresaba en párrafo sobresaliente la proclama que terminaba convocando a los bolivianos: “La primera autoridad, a nombre de la Patria abofeteada, os llama a que os reunáis en torno del desgarrado pabellón de Bolivia, para repetir nuestra protesta, único camino que nos deja la suerte”.

Día domingo, 16. El sol se ponía pintando de rojo el cielo en el verano, mientras se confundía en la línea del horizonte la silueta del “Amazonas”, y las olas volvían una y otra vez a besar las playas blancas cercanas al puerto de Antofagasta.

ANIMALES DE FAMOSOS

JUMBO:



este elefante, cuyo nombre se ha convertido en sinónimo de objetos de grandes proporciones, fue adquirido para el Jardín Botánico de Londres en 1865. Posteriormente fue vendido al empresario estadounidense P.T. Barnum en 1882 por la cantidad de 10,000 dólares. Murió atropellado por un tren en 1885.



KOKO:



el primer gorila que aprendió a hablar con humanos por medio de lenguaje de señas para sordos; a su vez, Koko enseñó la técnica a otro gorila, de nombre Michael. Para 1979, Koko había aprendido 400 palabras.



ABLE y BAKER:



una pareja de monos (rhesus y ardilla respectivamente) que se convirtieron en los primeros animales ‘astronautas’ estadounidenses en sobrevivir a bordo de un cohete experimental. Fueron lanzados en un aparato modelo Júpiter en Cabo Cañaveral (hoy Cabo Kennedy) en mayo de 1959.



BARRY:



nacido en 1800, se convirtió en la imagen del perro rescatista del Paso de San Bernardo en los Alpes Suizos. Debido al gran tamaño su raza era llamada barihund (sabueso oso), pero la fama de Barry le valió renombrarse como San Bernardo en 1862 durante una exposición canina en Inglaterra. Barry llegó a salvar a 40 personas; el famoso ‘barril de brandy’ que supuestamente cargaban estos perros fue invención del pintor Sir Edwin Landseer en 1820.



RIN TIN TIN:



RIN TIN TIN: este perro pastor alemán, uno de los primeros perros actores en alcanzar la fama, fue encontrado en una trinchera abandonada por el soldado estadounidense Lee Duncan durante la Primera Guerra Mundial. Su nombre se tomó de unas muñecas que los soldados franceses cargaban para la buena suerte. Su fama a mediados de la década de 1920 era tal, que llegó a recibir 10,000 cartas por semana de sus admiradores.



MORCILLO:



el caballo negro de Hernán Cortés, traido desde la isla de Cuba en 1519. Durante su paso por Guatemala, fue nombrado por las tribus mayas como Tziunchan, dios del trueno y el rayo, e incluso se erigieron estatuas en su honor.



MONSIEUR GRAT:



el perro de René Descartes.



MODESTINE:



la burra del escritor Robert Louis Stevenson, comprada en el pueblo francés de Le Monastier por 65 francos y una copa de brandy. El animal acompañó al escritor durante su viaje por tierras francesas, inmortalizado en su libro Viaje a lomo de burro por Cévennes (1879)

HISTORIAS QUE MARCARON A LOS FAMOSOS

JULIO VERNE

Con ocho años, Julio Verne asistía en París a la escuela de madameSambain, la viuda de un marino que le contaba anécdotas de los viajesque realizó con su esposo. Aquellos relatos despertaron su pasión porla aventura. Así, el escritor contó en su autobiografía, Recuerdos deinfancia y juventud, que cuando su padre le mandó interno a un colegio,trató de fugarse. Hizo una cuerda con sábanas y se descolgó por laventana, pero fue sorprendido por un jardinero. Charles-Noël Martinrelata en su libro La obra y la vida de Julio Verne que el muchachorealizó un segundo intento de fuga con once años. Pretendía llegar aMarsella y embarcar rumbo a las Antillas para conseguir un collar deperlas y regalárselo a su prima, de la que estaba enamorado. Por esaaventura se ganó una paliza de su padre, quien le hizo prometer quedesde ese día solo viajaría con la imaginación.


ALPHONSE CAPONE

El pequeño Alphonse ya apuntaba maneras desde su más tierna infancia,porque con solo doce años fue expulsado de su escuela en Nueva York porescupirle en la cara a un profesor. Nunca volvió a pisar un colegio, ypara que no perdiera el tiempo holgazaneando en las calles, sus padresle buscaron un trabajo en una tienda de dulces. Allí, según labiografía escrita por John Kobler, se hizo amigo de Johnnie Torrio, unmangante que controlaba las pandillas juveniles del barrio del Bronx.“Para un chico como Capone, que era tan duro y espabilado pese a sucorta edad, las bandas suponían la vía de escape más rápida a una vidade privaciones y trabajo duro”, escribió Ko­bler. “Al, comootros muchos chicos, ejercía de correo, recogiendo para los gánsterslas recaudaciones de las salas de jue­go. Además, él y susnuevos compañeros se peleaban, fumaban y bebían.


QUENTIN TARANTINO

El gusto por la violencia de Quentin Tarantino se manifestó en su mástierna edad, porque con cuatro años liquidó a su primera víctima: unpez. “Lo saqué de la pecera, lo tiré al suelo y lo pisé”, relató en unaentrevista concedida a EFE durante su visita a España en 2003. “Pero noquiero que nadie piense que era un niño sádico, ni cosas por el estilo.No me di cuenta de lo que había hecho hasta que el pobre bicho yaestaba reventado”. Igualmente, su madre, Connie, se sorprendía de quecada vez que el crío jugaba con sus soldaditos, de su boca salía unaretahíla de tacos digna de una taberna. Cuando ella le reprendía, élrespondía: “No soy yo quien dice esas cosas, mamá. Son los personajes,que hablan así”. Paralelamente, en el colegio, Quentin destacó por sernegado para todas las materias. “Yo era ese niño tonto al que le cuestaseguir a sus compañeros”, confesó el director de cine.


JAMES ELLROY

Las obsesiones literarias de muchísimos escritores están enraizadas ensu infancia.?James Ellroy vivió una de las peores experiencias que sepueden sufrir en la niñez: con diez años estaba pasando unos días encasa de unos familiares cuando recibió la noticia de que su madre, quese dedicaba a la prostitución, había sido asesinada. El crimen nunca seresolvió, y Ellroy lo recreó en su novela La dalia negra.


STEPHEN KING

Una experiencia similar la vivió Stephen King, quien, a los doce años,quedó impresionado por el asesinato de un niño de su vecindario. Lasmuertes de críos de corta edad son una constante en sus novelasposteriores: ej . cemeterio de animales.


J.R.R. TOLKIEN

Curiosamente, J. R. R. Tolkien, autor de El señor de los anillos,descubrió su pasión por los mundos fantásticos a los seis años, despuésde picarle una tarántula que le dejó al borde de la muerte. El futuroescritor pasó su convalecencia leyendo una enciclopedia sobre criaturasmitológicas, que años después formarían su universo literario.


OSAMA BEN LADEN

Nadie habría dicho, viendo su infancia, que Bin Laden llegaría a ser elenemigo público número uno. Tuvo una niñez dorada, ya que su padre eraun poderoso constructor que tuvo 54 hijos. Cuentan sus biógrafos queOsama era un niño despierto que se convirtió en uno de los favoritos desu progenitor al compartir con él su amor por el desierto. Por eso, BinLaden y otros seis hermanos le acompañaban en largas acampadas, en lasque aprendían a cabalgar y a manejar armas de fuego. Su padre falleciócuando él tenía once años, y le dejó en herencia una fortuna quevariaba, según las fuentes, entre 80 y 300 millones de dólares.


WOODY ALLEN

Resulta difícil imaginar a Woody Allen en un ring, pero tal y comoapunta en el libro Conversaciones con Woody Allen, de Eric Lax, en suinfancia reveló inesperadas habilidades pugilísticas. Durante su niñeztuvo que soportar las burlas de otros chavales, y que le llamarandespectivamente Red por su cabello pelirrojo: “Un día que iba a clasede violín, un energúmeno me gritó: ‘¡Eh, Red!’ Yo me encaré con él y ledije: ‘Mi nombre no es Red, ¿te enteras, pedazo de mula?’ Los médicostuvieron que sacarme el violín del esófago. Menos mal que no estudiabaviolonchelo”. La anécdota, evidentemente, está exagerada, pero trasaquel suceso, Woody comenzó a practicar boxeo: “Llegué incluso acompetir, y hasta gané un trofeo escolar”, cuenta Allen.


HUGO CHAVEZ

La madre de Hugo Chávez siempre soñó con que su hijo fuera sacerdote.Por eso, durante muchos años, el futuro líder de la revoluciónbolivariana ejerció de monaguillo en una parroquia de Caracas. Pero lagran pasión del muchacho era el béisbol y pasaba todo su tiempo librepracticando este deporte. De hecho, parece ser que si años después sealistó en el Ejército, fue únicamente porque: “Los paracaidistas teníanel mejor equipo de Venezuela”, explicó Leonardo Ruiz, un amigo de lainfancia de Chavez, en una entrevista concedida a la revista Time.Según Leonardo, el pequeño Hugo ya era todo un carácter al que no legustaba nada que le contrariasen, y relata una anécdota de su infanciadigna de El padrino. Con doce años le cortó la cabeza a un burro muertoy la dejó delante de la casa de una niña que le gustaba, y que le habíaignorado. “Fue algo de muy mal gusto”, recuerda Leonardo, “pero Hugoera así”.


THOMAS EDISON

Nadie en su escuela habría dicho que Thomas Alva Edison iba aconvertirse en uno de los grandes genios del siglo XX. De hecho, susprofesores creían que el muchacho tenía una inteligencia limitada, yaque le costaba asimilar sus enseñanzas. Pero su único problema real erauna incipiente sordera provocada por la escarlatina. El hecho quecambió su vida se produjo en 1862, cuando tenía doce años. Como relataW. E. Wise en su libro Edison, the youth and his times, salvó la vidadel hijo del jefe de estación de su ciudad. Edison vio como el niño,que jugaba en las vías, iba a ser arrollado por un tren y se lanzósobre él, le tiró y le cubrió con su cuerpo mientras el tren pasaba aescasos milímetros de ellos. Por aquella hazaña, el chico fuerecompensado con un curso de telegrafía que fue el principio de sucarrera como inventor.


TOD BROWNING

Con trece años, Tod Browning, uno de los genios del cine mudo, autor deobras maestras como?Freaks, trabajaba en un circo ambulante ganándosela vida como cadáver viviente. Según cuenta David J. Skall en su libroThe monster show, el pequeño Tod era enterrado (después de que unsupuesto doctor certificase su muerte) en un ataúd que tenía camufladoun sistema de ventilación. El chico pasaba 24 horas en aquel féretro,alimentándose con bolitas de leche malteada y dando rienda suelta a suimaginación para soportar aquella experiencia claustrofóbica. “Laprimera vez fue la peor”, contó el cineasta años después. “Cuando sentíla arena golpeando contra el ataúd empecé a sentir pánico. Pero horasdespués me invadió una profunda calma, como si realmente hubieramuerto”. Al día siguiente, otro miembro de aquella compañía decharlatanes pedía que desenterraran el ataúd y simulaba resucitar a Todcon sus poderes mágicos.


STEVEN SPIELBERG

Steven Spielberg odiaba las matemáticas. “Mipadre me explicaba que dividir tres entre cuatro era imposible, y yo ledecía: “Claro, porque no se puede poner el tres en el agujerito delcuatro”, relató el director de Tiburón en un artículo biográfico. Encambio, su pasión eran los trenes de juguete. Pasaba horas haciéndoloschocar. Por eso, su padre, harto de su malas notas, le amenazó contirarlos a la basura. “Me asustaba tanto no verlos más”, recuerda, “quecogí el tomavistas de mi madre y los grabé mientras chocaban por últimavez”. Al mirar aquellas imágenes descubrí una nueva pasión”. Así nacióuna leyenda del cine.


MARIA SHARAPOVA

Con 4 años conoció al campeón de tenis Yevgeny Kaflenikov, quien le regaló su primera raqueta.


ALBERT EINSTEIN

Einstein (en la foto, junto a su hermana) nació con una cabeza tangrande que su madre pensó que había alumbrado un bebé deforme. Temoresinfundados, ya que, al desarrollarse, la cabeza del niño adquirió unvolumen normal. En cambio, varios biógrafos creen que el científicosufrió alguna especie de autismo, ya que no habló con fluidez hasta loscinco años. El historiador Otto Neugenbauer cuenta que su pasión por laciencia se despertó a los seis años, cuando estaba convaleciente de unaenfermedad. Su padre le regaló una brújula y el chico, fascinado al vercómo la aguja siempre señalaba al mismo punto por mucho que la moviera,no paró hasta comprender su funcionamiento

6000 ESCALONES (HISTORIA DE AMOR)

El hombre que talló por amor 6000 escalones

Encontré una de esas historias de mariposas revoloteando las entrañas, una historia para hacer muecas al pasado, para seguir confiando en la naturaleza y condición humana. Esta es la historia de una pareja china que se entregó de por vida al amor prohibido dejando huellas perennes de su cariño.

La historia se remonta a hace más de medio siglo cuando Liu Guojiang que tenía 19 años de edad, se enamoró de una mujer de 29, madre y viuda llamada Xu Chaoqing. En ese momento, era inaceptable e inmoral para un hombre joven y chino amar y convivir con una mujer mayor y con hijos. Para evitar el mercadeo de chismes y curiosidades, la pareja decidió irse a vivir a una inaccesible cueva en Jiangjin County en Chongqing, suroeste de China.

Perdida entre las montañas, y a salvo de críticas de familiares, amigos y vecinos por las diferencias de edades y las condiciones de sus respectivas vidas, la pareja padecía las condenas a su amor y Liu, en un heroico acto decidió construir un refugio muy artesanal para ambos alejados del caldo de reproches.

En un principio, no tenían nada, ni electricidad o incluso nada que llevarse a la boca excepto sus propios labios. Tenían que comer hierba y las raíces que encontraban en la montaña, y Liu fabricó artesanalmente una lámpara de queroseno ( traído de la ciudad ) que utilizaron para aligerar sus sombras.

La vida fue muy dura y Xu sintió que había atado Liu y le preguntó en varias ocasiones, “¿te arrepientes?” a lo que Liu siempre respondió, “Siempre y cuando seamos positivos, la vida va a mejorar”.

El camino hasta su recóndito hogar era muy complicado, paraje virgen y escarpados riscos conducían a una pequeña cueva donde firmaron sus mejores años. Al principio y debido a la dificultad, era sólo Liu el que bajaba de vez en cuando para casos de necesidad extrema relegando a Xu a la soledad de 2 intensas jornadas cuando marchaba su marido del hogar.

El “detalle” que Liu dedicó a su amada se fraguó a partir del segundo año, y durante más de 50. Liu decidió tallar, poco a poco y con sus propias manos los escalones necesarios para salvar los 1550 metros de desnivel de la montaña y así facilitar la bajada de su mujer.

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En 2006, su historia se convirtió en la mejor historia de amor de China (premio de una importante publicación). El gobierno local decidió preservar la “escalera del amor” y el lugar donde vivió la pareja como un museo, para que esta historia de amor pueda ser recordada para siempre.

El premio por la historia fue recibido por uno de los hijos del los “modernos” Romeo y Julieta, Liu Mingsheng, quien acudió a la ceremonia con una pequeña y curiosa lámpara de queroseno hecha con un frasco de tinta por su propio padre. Liu hijo explicó que las lámparas caseras de queroseno han sido la única manera en la que sus padres han “iluminado” su amor refugiados en la montaña, y explicó que éstos no estuvieron presentes en la ceremonia de premiación debido a su avanzada edad.

“Mis padres han vivido recluidos por más de 50 años por el amor que se tienen. No tienen electricidad y mi padre hacía lámparas de queroseno para iluminar nuestras vidas”, dijo el hijo de los apasionados amantes de Chongqing.

Alejados del mundo y la civilización, Liu y Xu formaron su propia familia y tuvieron hijos y como en los cuentos de hadas, vivieron felices desde entonces en su original refugio, en el que permanecen juntos a pesar de su avanzada edad hasta principios de este año , cuando Liu murió en brazos de su mujer amada, en su hogar de siempre…después de una jornada de labores en el campo.

EL PORTERO QUE MURIO 2 VECES

El arquero que murió dos veces


Moacir Barbosa fue el arquero en la tristeza más grande de la historia del fútbol brasileño: el Maracanazo. Pasó ese día de superhéroe a villano perpetuo. A su entierro, hace diez años, no fue casi nadie.




EL ARQUERO MALDITO. Moacir Barbosa Nascimento, en ese lugar que le dio gloria y ocaso: el arco.




Fue un segundo que le partió la vida en dos. Voló, como en tantas otras ocasiones similares: elástico, seguro, convencido. El remate de Alcides Ghiggia traía la pelota que lo debía consagrar para siempre como lo que era: un arquerazo. Pero esta vez, la decisiva, la más importante, la del destino, Moacir Barbosa Nascimento no llegó. En ese instante que todavía parece durar, aquel 16 de julio de 1950, el Maracaná era un monstruo de más de 200.000 cabezas, un hervidero de gente sólo preparada para la felicidad. Pero Uruguay, el ocasional invitado al festejo de Brasil, terminó siendo el dueño de la alegría propia y del silencio ajeno.


Se vivió como una tragedia deportiva en Brasil y luego se le puso nombre en el mundo: Maracanazo. También se eligió un responsable desde entonces y para siempre: Barbosa. "Llegué a tocarla y creí que la había desviado al tiro de esquina, pero escuché el silencio del estadio y me tuve que armar de valor para mirar hacia atrás. Cuando me di cuenta de que la pelota estaba dentro del arco, un frío paralizante recorrió todo mi cuerpo y sentí de inmediato la mirada de todo el estadio sobre mí", contó entre sollozos el arquero, ya con la certeza de que Brasil se había quedado a la sombra del capítulo más épico del fútbol mundial. Las consecuencias las retrató también el escritor uruguayo Eduardo Galeano: "Los moribundos demoraron su muerte y los bebés apresuraron su nacimiento. Río de Janeiro, 16 de julio de 1950, estadio de Maracaná: la noche anterior, nadie podía dormir; y la mañana siguiente, nadie quería despertar".


Obdulio Varela, partícipe imprescindible y símbolo de la hazaña de La Celeste, peón de albañil, laburante del fútbol y militante de los rezagados, abrazó a los vencidos y bebió la derrota junto a ellos por los mostradores de Río de Janeiro. Palabras más, palabras menos, contó más tarde sobre el gol de Ghiggia: "La culpa no fue de Barbosa. A esa pelota la hizo entrar el destino". Que el Negro Jefe lo eximiera no le alcanzó tampoco a Barbosa.


Hasta ese momento, Barbosa se había ganado un pedazo de la historia. Nacido en Campinas, San Pablo, en marzo de 1921, empezó a jugar al fútbol en Almirante Tamandaré, un modesto club de su ciudad. Lo ponían de wing para aprovechar su velocidad. Al arco llegó mucho por casualidad y un poco por pereza: no le gustaba correr demasiado durante los partidos. Para comer, lavaba vidrios; también atajaba para sus empleadores en el Laboratorio Paulista de Biología, a modo de changa. El siguiente paso fue decisivo: le ofrecieron jugar para Ypiranga, un equipo pequeño de la Liga de San Pablo de entonces.


Sorprendía por su destreza. Y por eso lo contrató Vasco da Gama: se mudó a Río de Janeiro y pronto se hizo crack. Fueron los mejores años del club carioca: con su emblemático equipo conocido como El Expreso de la Victoria (Expresso da Vitória, en portugués) ganó cinco Estaduales en ocho años (entre 1945 y 1952) y el Campeonato Sudamericano de Campeones de 1948 (una suerte de antecedente de la Copa Libertadores). Luego Barbosa jugó también en Bonsucceso, Santa Cruz y Campo Grande.


Su llegada al seleccionado verdeamarelo fue un paso natural e inevitable. Un año antes del Maracanazo, había ganado la Copa América. Pero el día de la maldición llegó y transformó un paraíso en infierno. Lo contó el periodista Ariel Scher, en su espacio De Rastrón: "Barbosa, que merecía los derechos de un individuo corriente, se volvió esclavo de esa circunstancia durante el medio siglo completo que transcurrió desde el instante en el que aquella pelota tocó la red hasta la hora en la que él respiró el último de sus aires. Se lo señalaron en las veredas modestas de Río de Janeiro en las que parecía haberse quedado sin sitio, en los ómnibus en los que viajaba con las miradas de los otros astillándole la piel y en las tribunas desagradecidas que antes le habían aplaudido hasta los tiros que tapaba con las uñas".


Fue declarado culpable sin razón y sin juicio. Y condenado a cadena perpetua por todas las tristezas que el gol de Ghiggia había generado. Con él fueron injustos y hasta miserables. En 1993, en plena disputa de las Eliminatorias para el Mundial de los Estados Unidos, Barbosa quiso pasar por la concentración brasileña a saludar a los futbolistas. Fue hasta la puerta. No lo dejaron entrar. "Que no pase y que no vuelva", fue la orden de las autoridades. Ya entonces, Barbosa vivía de prestado en la casa de una cuñada y se alimentaba gracias a una jubilación de hambre. Lo dijo y lo escribió el periodista Armando Nogueira: "Fue la persona más maltratada de la historia del fútbol brasileño. Era un arquero magistral. Hacía milagros, desviando con mano cambiada pelotas envenenadas. El gol de Ghiggia que significó el 2-1 final para Uruguay en la final de la Copa de 1950, le cayó como una maldición. Cuanto más pasa el tiempo, más lo absuelvo. Aquel partido Brasil lo perdió en la víspera".


En una noche de viernes de abril de hace 10 años, murió Barbosa. Solo, olvidado, despreciado. En Praia Grande, donde entonces vivía y donde lo enterraron luego, no había más de cincuenta personas para despedirlo. Lo evocó un viejo rival, Idario Peinado, estrella del Corinthians en los años 50. Y sobre su ataúd habitaba una bandera del Club Atlético Ypiranga, que entonces ya no jugaba más al fútbol profesional. No había dirigentes, ni famosos, ni autoridades nacionales. Barbosa era un olvido. Lo retrató el escritor mexicano Juan Villoro, autor de Dios es Redondo: "El primer arquero negro de la historia de la selección brasileña murió pobre, humillado y condenado. La prensa casi no registró su muerte. Barbosa no se habría sorprendido. La segunda muerte de Barbosa será la definitiva".

HISTORIA DEL HOMBRE ELEFANTE

¿Por qué el Hombre Elefante sigue asombrándonos tras tantos años? Desde luego su fama no se la debe ni al cine ni al teatro, pues ya en vida fue una leyenda y un ejemplo para el resto de los mortales. Merrick nos enseñó que pese a su horripilante aspecto físico el interior humano es lo más importante.
Y que el esfuerzo personal, la dedicación y el respeto a los semejantes son pautas que debemos seguir para comprendernos unos a otros.

Joseph Carey Merrick nació el 5 de agosto de 1860 en Lee Street, Leicester. En el momento de nacer fue un bebe normal, sólo comenzaron a desarrollarse extraños bultos y tumores a la edad de 5 años. Acudió a la escuela hasta los 11 o 12 años de edad. En esa época murió su protectora madre a la que adoraba. El padre volvió a casarse.
Su nueva madre y hermanos no lo admitieron con facilidad, así que Merrick se fugo de casa. Sólo volvió tras ser localizado por su padre y convencido de que no le abandonaría nunca.

En los siguientes meses su tío, hermano del padre, fue su mejor amigo. A los 13 años consiguió un empleo en una fabrica de puros. Allí permaneció dos años hasta que la deformidad de su gigantesca mano derecha le impidió seguir liando las hojas de tabaco.
La mujer de su padre le hizo pasar malos tragos cuando faltó el dinero que aportaba a la familia, así de Merrick intentó conseguir trabajo como pregonero de mercancías. Ya en esa época su deformidad era tal que la gente no le escuchaba, sino que lo rodeaba horrorizados por aquel ser deforme.

Los médicos de la enfermería de Leicester intentaron ayudarle, aunque sus operaciones y tratamientos sólo resultaron un martirio. Allí permaneció cerca de tres años. Constantemente la gente quería verlo, entonces a Merrick se le ocurrió la idea de cobrar por exhibirse.
Escribió a Sam Torr, un director de circo que buscaba novedades para mostrar en su pista. Nada más lo vio comprendió el gran negocio que significaba Merrick. Torr le buscó una habitación en la Posada de la Colmena, propiedad de su amigo Ellis, quien lo trató con aprecio y simpatía. Durante ese tiempo Merrick fue feliz, pues, según sus propias palabras: “Ahora estoy cómodo con lo que antes era incómodo para mí”.

El siguiente giro a su vida sería protagonizado, en 1884, por un médico de cierta fama en aquel tiempo. Su nombre era Frederick Treves, un cirujano del Hospital de Londres muy interesado por las deformidades humanas.
Un día, un colega suyo, el doctor Tuckett, le recomendó que no se perdiera la exhibición del Hombre Elefante que por esos días se encontraba en la capital actuando en el circo de Tom Normon. Visitó la “exhibición de monstruos” pero llegó tarde y habían cerrado. Por esas raras casualidades de la vida, Treves coincidió con Normon en una taberna cercana.

El cirujano había visto muchas deformidades en durante su carrera como médico, pero el Hombre Elefante le impresionó y repugnó al mismo tiempo, haciéndole escribir en su diario: “Es el espécimen más repugnante de la humanidad, degradó y pervirtió en su forma”. Su profesionalidad superó su repulsión y lo invitó al hospital donde quería analizar sus malformaciones.
En este punto se produjo un aparente hecho insignificante que cambió la vida me Merrick; Treves le dio una tarjeta personal para que no le pusieran impedimentos cuando fuera al hospital.

Tras realizar toda clase de exámenes médicos Traves llevó a cabo una conferencia en la Sociedad Patológica de Londres apoyado por sus fotos y notas, intentando conseguir un diagnóstico. Nadie pudo explicar el origen de las terribles deformidades. Merrick fue tachado de incurable y abandonó el hospital.

Dos años más tarde el Hombre Elefante viajó a Bélgica, pero su exhibición fue prohibida por las autoridades. No siendo de ningún valor para el circo fue enviado de nuevo a Inglaterra. Poco se sabe de esta fase de su vida. Sumido en la desesperación y una profunda depresión reapareció en la estación de Liverpool. La policía no comprendía sus palabras y estuvieron apunto de enviarlo para ser internado como loco, pero entonces Merrick mostró la tarjeta personal del doctor Treves.

Cuando el médico lo vio su aspecto era lamentable y su estado emocional cercano a la auténtica locura. Merrick comenzó a llorar; aquello desconcertó a Treves, el monstruo tenía sentimientos. Pronto, más calmado y acomodado en el ático del Hospital de Londrés, empezó a hablar con su protector, quien quedó impresionado por la afable e inteligente personalidad de aquel ser de físico deformado por la naturaleza.

Treves, junto a su amigo Carr Gromm, publicaron un artículo en el Times pidiendo ayuda y donaciones para el cuidado de Merrick. El auxilio comenzó a llover de todos lados. Muy pronto creció una profunda amistad entre el Hombre Elefante y el médico. Merrick deseaba ir a un hospicio para ciegos donde nadie podría ver sus deformidades.

Sin embargo, en diciembre de 1886 Merrick pudo disponer de su propia casa en las cercanías del Hospital. Allí su mente pudo por fin descansar dedicándose a la lectura y a contestar una increíble cantidad de cartas. Por la noche, cuando nadie le veía, el Hombre Elefante salía fuera de la casa y paseaba solitario por los jardines.

Pese a todo Treves no estaba contento, sabía que su amigo necesitaba hablar con otras personas, especialmente con mujeres que le apartaran de médicos y científicos. Merrick adoraba al sexo contrario y sólo su madre no había mostrado repugnancia al acercársele. Aquello era más patente cada día, pues devoraba, una detrás de otra, las novelas románticas.

Treves preparó una cita con una hermosa viuda. La mujer únicamente tenía que darle la mano y sonreírle. Un plan aparentemente sencillo si no fuera por el horroroso físico de su amigo. Cuando aquello sucedió Merrick comenzó a llorar de emoción. Por primera vez una mujer que no fuera su madre lo había tocado. La historia corrió pronto de boca en boca y el Hombre Elefante comenzó a recibir visitas de muchas mujeres, que deseaban conocer a aquel ser humano tan sensible. No faltó la flor y nata de la nobleza, aunque la más famosa de todas ellas fue la Princesa de Gales, quien le tomó por la mano y habló un buen rato con él. Su visita se repitió en numerosas ocasiones. En una de ellas le regalo una fotografía firmada.

Ese verano Merrick fue a vivir con el guardabosque local. Un hombre que no se asustaba del aspecto de su invitado. Durante mes y medio fue el ser más feliz sobre la tierra paseando y observando las plantas y animales de la zona. De regreso a su casa de Londres la vida parecía sonreírle al sentirse valorado y querido. Entonces ocurrió lo inesperado. Una mañana fue encontrado muerto en su cama.

Por las notas de Treves los síntomas parecían de asfixia. Hoy al examinarse el esqueleto la hipótesis más admitida es que se quedó durmiendo sentado en la cama, su cabeza se inclinó de golpe desnucándole.

¿Qué enfermedad padecía el Hombre Elefante?


El propio Merrick alentó la idea que durante un desfile de animales del circo cercano su madre, estando embarazada de él, había sido empujada por la muchedumbre cayendo bajo un elefante. El terror que le causó la experiencia era el origen de sus deformidades. Esta versión fue la que adoptaban los jefes de pista cuando lo presentaban al público.

Durante años se ha supuesto que Merrick padeció neurofibromatosis, un raro mal todavía conocido como la enfermedad de Hombre de Elefante. Se trata de un desorden genético que afecta a uno de cada 4000 recién nacidos. El primer problema para aceptar esta afirmación radica en diversos síntomas muy concretos de la enfermedad que Merrick no tenía.

Recientemente, sin embargo, algunos médicos especulan sugiriendo que Merrick padeció el síndrome de Proteus; más raro todavía y del que sólo se conocen 100 casos en todo el mundo. Una extraña proliferación de las células causa el crecimiento del hueso anormal en el cráneo y en varios tejidos del cuerpo. Aunque, de nuevo, ningún caso conocido es tan llamativo como el del Hombre Elefante. Esta enfermedad se descubrió a finales de los años setenta y, debido a la falta de casos, quedan muchos puntos por aclarar todavía.

Por impensable que nos parezca, nadie sabe con exactitud, después de tantos años, diagnosticar el mal que deformó el cuerpo de Joseph Carey Merrick.

sábado, 29 de mayo de 2010

DIOSES DE LA MITOLOGIA GRIEGA

La Mitología griega son creencias y observancias rituales de los antiguos griegos, cuya civilización se fue configurando hacia el año 2000 a.C. Consiste principalmente en un cuerpo de diversas historias y leyendas sobre una gran variedad de dioses. La mitología griega se desarrolló plenamente alrededor del año 700 a.C. Por esa fecha aparecieron tres colecciones clásicas de mitos: la Teogonía del poeta Hesíodo y la Iliada y la Odisea del poeta Homero.

La mitología griega tiene varios rasgos distintivos. Los dioses griegos se parecen exteriormente a los seres humanos y revelan también sentimientos humanos. A diferencia de otras religiones antiguas como el hinduismo o el judaísmo, la mitología griega no incluye revelaciones especiales o enseñanzas espirituales. Prácticas y creencias también varían ampliamente, sin una estructura formal — como una institución religiosa de gobierno — ni un código escrito, como un libro sagrado.

Principales dioses

Los griegos creían que los dioses habían elegido el monte Olimpo, en una región de Grecia llamada Tesalia, como su residencia. En el Olimpo, los dioses formaban una sociedad organizada en términos de autoridad y poderes, se movían con total libertad y formaban tres grupos que controlaban sendos poderes: el cielo o firmamento, el mar y la tierra.
Los doce dioses principales, habitualmente llamados Olímpicos, eran Zeus, Hera, Hefesto, Atenea, Apolo, Artemisa, Ares, Afrodita, Hestia, Hermes, Deméter y Poseidón.


>Zeus<




Zeus es en la mitología griega, dios del cielo y soberano de los dioses olímpicos. Zeus corresponde al dios romano Júpiter.

Según Homero, se consideraba a Zeus padre de los dioses y de los mortales. No fue el creador de los dioses y de los hombres; era su padre, en el sentido de protector y soberano tanto de la familia olímpica como de la raza humana. Señor del cielo, dios de la lluvia y acumulador de nubes blandía el terrible rayo. Su arma principal era la égida, su ave, el águila, su árbol, el roble. Zeus presidía a los dioses en el monte Olimpo, en Tesalia. Sus principales templos estaban en Dódona, en el Epiro, la tierra de los robles y del templo más antiguo, famoso por su oráculo, y en Olimpia, donde se celebraban los juegos olímpicos en su honor cada cuatro años. Los juegos de Nemea, al noroeste de Argos, también estaban dedicados a Zeus.

Zeus era el hijo menor del titán Cronos y de la titánida Rea y hermano de las divinidades Poseidón, Hades, Hestia, Deméter y Hera. De acuerdo con uno de los mitos antiguos sobre el nacimiento de Zeus, Cronos, temiendo ser destronado por uno de sus hijos, los devoraba cuando nacían. Al nacer Zeus, Rea envolvió una piedra con pañales para engañar a Cronos y ocultó al dios niño en Creta, donde se alimentó con la leche de la cabra Amaltea y lo criaron unas ninfas. Cuando Zeus llegó a la madurez, obligó a Cronos a vomitar a los otros hijos, que estaban deseosos de vengarse de su padre. Durante la guerra que sobrevino, los titanes lucharon del lado de Cronos, pero Zeus y los demás dioses lograron la victoria y los titanes fueron enviados a los abismos del Tártaro. A partir de ese momento, Zeus gobernó el cielo, y sus hermanos Poseidón y Hades recibieron el poder sobre el mar y el submundo, respectivamente. Los tres gobernaron en común la tierra.

En la obra del poeta griego Homero, Zeus aparece representado de dos maneras muy diferentes: como dios de la justicia y la clemencia y como responsable del castigo a la maldad. Casado con su hermana Hera, es padre de Ares, dios de la guerra; de Hebe, diosa de la juventud; de Hefesto, dios del fuego, y de Ilitía, diosa del parto. Al mismo tiempo, se describen las aventuras amorosas de Zeus, sin distinción de sexo (Ganimedes), y los recursos de que se sirve para ocultarlas a su esposa Hera.

En la mitología antigua son numerosas sus relaciones con diosas y mujeres mortales, de quienes ha obtenido descendencia. También sus metamorfosis en diversos animales para sorprender a sus víctimas, como su transformación en toro para raptar a Europa (véase Los toros y la mitología). En leyendas posteriores, en las que se introducen otros valores morales, se pretende mostrar al padre de los dioses a salvo de esta imagen libertina y lasciva. Sus amoríos con mortales se explican a veces por el deseo de los antiguos griegos de vanagloriarse de su linaje divino.

En la escultura, se representa a Zeus como una figura barbada y de apariencia regia. La más famosa de todas fue la colosal estatua de marfil y oro, del escultor Fidias, que se encontraba en Olimpia.



>Hera<






Hera es en la mitología griega, reina de los dioses, hija de los titanes Cronos y Rea, hermana y mujer del dios Zeus. Hera era la diosa del matrimonio y la protectora de las mujeres casadas. Era madre de Ares, dios de la guerra, de Hefesto, dios del fuego, de Hebe, diosa de la juventud, y de Ilitía, diosa del alumbramiento. Mujer celosa, Hera perseguía a menudo a las amantes y a los hijos de Zeus. Nunca olvidó una injuria y se la conocía por su naturaleza vengativa. Irritada con el príncipe troyano Paris por haber preferido a Afrodita, diosa del amor, antes que a ella, Hera ayudó a los griegos en la guerra de Troya y no se apaciguó hasta que Troya quedó destruida. Se suele identificar a Hera con la diosa romana Juno

Hefesto, en la mitología griega, dios del fuego y de la metalurgia, hijo del dios Zeus y de la diosa Hera o, en algunos relatos, sólo hijo de Hera. A diferencia de los demás dioses, Hefesto era cojo y desgarbado. Poco después de nacer lo echaron del Olimpo: según algunas leyendas, lo echó la misma Hera, quien lo rechazaba por su deformidad; según otras, fue Zeus, porque Hefesto se había aliado con Hera contra él. En la mayoría de las leyendas, sin embargo, volvió a ser honrado en el Olimpo y se casó con Afrodita, diosa del amor, o con Áglae, una de las tres gracias. Era el artesano de los dioses y les fabricaba armaduras, armas y joyas. Se creía que su taller estaba bajo el monte Etna, volcán siciliano. A menudo se identifica a Hefesto con el dios romano del fuego, Vulcano. La Fragua de Vulcano es el cuadro en el que Velázquez da su visión sobre los dioses transformándolos en campesinos o artesanos humanos



>Hefesto<




Hefesto, en la mitología griega, dios del fuego y de la metalurgia, hijo del dios Zeus y de la diosa Hera o, en algunos relatos, sólo hijo de Hera. A diferencia de los demás dioses, Hefesto era cojo y desgarbado. Poco después de nacer lo echaron del Olimpo: según algunas leyendas, lo echó la misma Hera, quien lo rechazaba por su deformidad; según otras, fue Zeus, porque Hefesto se había aliado con Hera contra él. En la mayoría de las leyendas, sin embargo, volvió a ser honrado en el Olimpo y se casó con Afrodita, diosa del amor, o con Áglae, una de las tres gracias. Era el artesano de los dioses y les fabricaba armaduras, armas y joyas. Se creía que su taller estaba bajo el monte Etna, volcán siciliano. A menudo se identifica a Hefesto con el dios romano del fuego, Vulcano. La Fragua de Vulcano es el cuadro en el que Velázquez da su visión sobre los dioses transformándolos en campesinos o artesanos humanos



> Ártemis o Artemisa <





Ártemis o Artemisa (mitología), en la mitología griega, una de las principales diosas, equivalente de la diosa romana Diana. Era hija del dios Zeus y de Leto y hermana gemela del dios Apolo. Era la rectora de los dioses y diosas de la caza y de los animales salvajes, especialmente los osos, Ártemis era también la diosa del parto, de la naturaleza y de las cosechas. Como diosa de la luna, se la identificaba a veces con la diosa Selene y con Hécate.

Aunque tradicionalmente amiga y protectora de la juventud, especialmente de las muchachas, Ártemis impidió que los griegos zarparan de Troya durante la guerra de Troya mientras no le ofrecieran el sacrificio de una doncella. Según algunos relatos, justo antes del sacrificio ella rescató a la víctima, Ifigenia. Como Apolo, Ártemis iba armada con arco y flechas, armas con que a menudo castigaba a los mortales que la ofendían. En otras leyendas, es alabada por proporcionar una muerte dulce y plácida a las muchachas jóvenes que mueren durante el parto.



>Apolo<




Apolo (mitología), en la mitología griega, hijo del dios Zeus y de Leto, hija de un titán. Era también llamado Délico, de Delos, la isla de su nacimiento, y Pitio, por haber matado a Pitón, la legendaria serpiente que guardaba un santuario en las montañas del Parnaso. En la leyenda homérica, Apolo era sobre todo el dios de la profecía. Su oráculo más importante estaba en Delfos, el sitio de su victoria sobre Pitón. Solía otorgar el don de la profecía a aquellos mortales a los que amaba, como a la princesa troyana Casandra.

Apolo era un músico dotado, que deleitaba a los dioses tocando la lira. Era también un arquero diestro y un atleta veloz, acreditado por haber sido el primer vencedor en los juegos olímpicos. Su hermana gemela, Ártemis, era la guardiana de las muchachas, mientras que Apolo protegía de modo especial a los muchachos. También era el dios de la agricultura y de la ganadería, de la luz y de la verdad, y enseñó a los humanos el arte de la medicina.

Algunos relatos pintan a Apolo como despiadado y cruel. Según la Iliada de Homero, Apolo respondió a las oraciones del sacerdote Crises para obtener la liberación de su hija del general griego Agamenón arrojando flechas ardientes y cargadas de pestilencia en el ejército griego. También raptó y violó a la joven princesa ateniense Creusa, a quien abandonó junto con el hijo nacido de su unión. Tal vez a causa de su belleza física, Apolo era representado en la iconografía artística antigua con mayor frecuencia que cualquier otra deidad.



>Atenea<




Atenea, una de las diosas más importantes en la mitología griega. En la mitología latina, llegó a identificarse con la diosa Minerva, también conocida como Palas Atenea. Atenea salió ya adulta de la frente del dios Zeus y fue su hija favorita. Él le confió su escudo, adornado con la horrorosa cabeza de la gorgona Medusa, su 'égida' y el rayo, su arma principal. Diosa virgen, recibía el nombre de Parthenos ('la virgen'). En agradecimiento a que Atenea les había regalado el olivo, el pueblo ateniense levantó templos a la diosa, el más importante era el Partenón, situado en la Acrópolis de Atenas.



>Afrodita<






Afrodita, en la mitología griega, diosa del amor y la belleza, equivalente a la Venus romana. En la Iliada de Homero aparece como la hija de Zeus y Dione, una de sus consortes, pero en leyendas posteriores se la describe brotando de la espuma del mar y su nombre puede traducirse como 'nacida de la espuma'. En la leyenda homérica, Afrodita es la mujer de Hefesto, el feo y cojo dios del fuego. Entre sus amantes figura Ares, dios de la guerra, que en la mitología posterior aparece como su marido. Ella era la rival de Perséfone, reina del mundo subterráneo, por el amor del hermoso joven griego Adonis.

Tal vez la leyenda más famosa sobre Afrodita está relacionada con la guerra de Troya. Eris, la diosa de la discordia, la única diosa no invitada a la boda del rey Peleo y de la nereida Tetis, arrojó resentida a la sala del banquete una manzana de oro destinada "a la más hermosa". Cuando Zeus se negó a elegir entre Hera, Atenea y Afrodita, las tres diosas que aspiraban a la manzana, ellas le pidieron a Paris, príncipe de Troya, que diese su fallo. Todas intentaron sobornarlo: Hera le ofreció ser un poderoso gobernante; Atenea, que alcanzaría una gran fama militar, y Afrodita, que obtendría a la mujer más hermosa del mundo. Paris seleccionó a Afrodita como la más bella, y como recompensa eligió a Helena de Troya, la mujer del rey griego Menelao. El rapto de Helena por Paris condujo a la guerra de Troya.



>Hades<






Hades, en la mitología griega, dios de los muertos. Era hijo del titán Cronos y de la titánide Rea y hermano de Zeus y Poseidón. Cuando los tres hermanos se repartieron el universo después de haber derrocado a su padre, Cronos, a Hades le fue concedido el mundo subterráneo. Allí, con su reina, Perséfone, a quien había raptado en el mundo superior, rigió el reino de los muertos. Aunque era un dios feroz y despiadado, al que no aplacaba ni plegaria ni sacrificio, no era maligno. En la mitología romana, se le conocía también como Plutón, señor de los ricos, porque se creía que tanto las cosechas como los metales preciosos provenían de su reino bajo la tierra.

El mundo subterráneo suele ser llamado Hades. Estaba dividido en dos regiones: Erebo, donde los muertos entran en cuanto mueren, y Tártaro, la región más profunda, donde se había encerrado a los titanes. Era un lugar oscuro y funesto, habitado por formas y sombras incorpóreas y custodiado por Cerbero, el perro de tres cabezas y cola de dragón. Siniestros ríos separaban el mundo subterráneo del mundo superior, y el anciano barquero Caronte conducía a las almas de los muertos a través de estas aguas. En alguna parte, en medio de la oscuridad del mundo inferior, estaba situado el palacio de Hades. Se representaba como un sitio de muchas puertas, oscuro y tenebroso, repleto de espectros, situado en medio de campos sombríos y de un paisaje aterrador. En posteriores leyendas se describe el mundo subterráneo como el lugar donde los buenos son recompensados y los malos castigados



>Poseidon<




Poseidón, en la mitología griega, dios del mar, hijo del titán Cronos y la titánide Rea, y hermano de Zeus y Hades. Poseidón era marido de Anfitrite, una de las nereidas, con quien tuvo un hijo, Tritón. Poseidón, sin embargo, tuvo otros numerosos amores, especialmente con ninfas de los manantiales y las fuentes, y fue padre de varios hijos famosos por su salvajismo y crueldad, entre ellos el gigante Orión y el cíclope Polifemo. Poseidón y la gorgona Medusa fueron los padres de Pegaso, el famoso caballo alado.

Poseidón desempeña un papel importante en numerosos mitos y leyendas griegos. Disputó sin éxito con Atenea, diosa de la sabiduría, por el control de Atenas. Cuando Apolo, dios del sol, y él decidieron ayudar a Laomedonte, rey de Troya, a construir la muralla de la ciudad, éste se negó a pagarles el salario convenido. La venganza de Poseidón contra Troya no tuvo límites. Envió un terrible monstruo marino a que devastara la tierra y, durante la guerra de Troya, se puso de lado de los griegos.

El arte representa a Poseidón como una figura barbada y majestuosa que sostiene un tridente y a menudo aparece acompañado por un delfín, o bien montado en un carro tirado por briosos seres marinos. Cada dos años, los Juegos Ístmicos, en los que había carreras de caballos y de carros, se celebraban en su honor en Corinto. Los romanos identificaban a Poseidón con su dios del mar, Neptuno.



>Ares<






Ares, en la mitología griega, dios de la guerra e hijo de Zeus, rey de los dioses, y de su esposa Hera. Los romanos lo identificaban con Marte, también un dios de la guerra. Agresivo y sanguinario, Ares personificaba la brutal naturaleza de la guerra, y era impopular tanto para los dioses como para los seres humanos. Entre las deidades asociadas con Ares estaban su consorte, Afrodita, diosa del amor, y deidades menores como Deimo (temor) y Fobo (terror), que lo acompañaban en batalla. Aunque feroz y belicoso, Ares no era invencible, ni siquiera frente a los mortales.

El culto de Ares, que se creía originario de Tracia, no estaba muy difundido en la antigua Grecia y, donde existía, carecía de significación social o moral. Ares era una deidad ancestral de Tebas y tenía un templo en Atenas, al pie del Areópago o colina de Ares



>Hermes<




Hermes, en la mitología griega, mensajero de los dioses, hijo del dios Zeus y de Maya, la hija del titán Atlas. Como especial servidor y correo de Zeus, Hermes tenía un sombrero y sandalias aladas y llevaba un caduceo de oro, o varita mágica, con serpientes enrolladas y alas en la parte superior. Guiaba a las almas de los muertos hacia el submundo y se creía que poseía poderes mágicos sobre el sueño. Hermes era también el dios del comercio, protector de comerciantes y pastores. Como divinidad de los atletas, protegía los gimnasios y los estadios, y se lo consideraba responsable tanto de la buena suerte como de la abundancia. A pesar de sus virtuosas características, también era un peligroso enemigo, embaucador y ladrón. El día de su nacimiento robó el rebaño de su hermano, el dios del sol Apolo, oscureciendo su camino al hacer que la manada anduviera hacia atrás. Al enfrentarse con Apolo, Hermes negó haber robado. Los hermanos acabaron reconciliándose cuando Hermes le dio a Apolo su lira, recién inventada. En el primitivo arte griego, se representaba a Hermes como un hombre maduro y barbado; en el arte clásico, como un joven atlético, desnudo e imberbe como puede comprobarse en el Hermes de Praxíteles, en Olimpia

MITOLOGIA GRIEGA



MITOLOGIA GRIEGA
La mitología griega está formada por un conjunto de leyendas que provienen de la religión de esta antigua civilización del Mediterráneo oriental. Los griegos, aunque no practicasen la religión, conocían estas historias, las cuales formaban parte de su acervo cultural.

Los dioses del panteón griego adoptaban figuras humanas y personificaban las fuerzas del Universo; al igual que los hombres, los dioses helenos eran impredecibles, por eso unas veces tenían un estricto sentido de la justicia y otras eran crueles y vengativos; su favor se alcanzaba por medio de los sacrificios y de piedad, pero estos procedimientos no eran siempre efectivos puesto que los dioses eran muy volubles.

La mitología griega es absolutamente compleja, llena de dioses, monstruos, guerras y dioses entrometidos. Algunos estudiosos afirman que llegó a haber hasta 30.000 divinidades en total.

Esta mitología comparte una estrecha similitud con la mitología romana, en cuanto a los nombres de varios dioses y personajes de importancia. También se relacionan en cuanto a la parte mitológica de la religión; creencias, tradiciones y todo lo ligado o referente a Mitología.

Afrodita, La diosa Alcestis Agamenón
Alcmena Amazonas, Las Andrómeda
Apolo Y Daphne Aracne Ariadna
Artemisa Atalanta Atlas
Atreo Galatea Galatea y Polifemo
Calipso Calisto Casandra
Circe Dánae Danaides, Las
Eco y Narciso, La Ninfa Eris, La diosa Eros
Esfinge, La Eurídice Europa
Fedra Furias, Las Gea
Gorgonas, Las Grayas, Las Harmonía
Harpías, Las Hecate Hele y Frixo
Hera Hespérides, Las Hipno
Ícaro Ifigenia Io
Leto (Mitos Maternales) Medea Moiras, Las
Musas, Las Narciso Némesis
Ninfas, Las Níobe Orestes
Palas Atenea Pandora Pegaso
Perséfone Psique Quimera
Selene, La Sirenas, Las Tanatos
Tetis Tiresias Triton

Héroes y Semidioses
Aquiles Beleferonte Edipo
Heracles (Hércules) Odiseo (Ulises) Perseo y Andrómeda
Teseo Jasón



ORÍGENES

La mitología griega, en su periodo más importante, se desarrolló en el siglo VIII a. C. Tiene varios rasgos distintivos, como por ejemplo, los dioses se parecen exteriormente a los seres humanos y revelan, al igual que ellos, sentimientos. Los griegos creían que los dioses habían elegido el monte Olimpo, en una región de Grecia llamada Tesalia, como su residencia. En el Olimpo, los dioses formaban una sociedad organizada en términos de autoridad y poderes, se movían con total libertad y formaban tres grupos que controlaban sendos poderes: el cielo o firmamento, el mar y la tierra. Fueron tres las colecciones clásicas de mitos: La Teogonía de Hesíodo y la Iliada y la Odisea de Homero. Este material se basa en la Teogonía de Hesíodo. La teogonía es una especie de sistematización de las confusas tradiciones anteriores, en ella el mito es el tema dominante. Pero, ¿qué es el mito? Mucho se ha escrito tratando de dar una exacta definición; lo único cierto es que el mito es una forma especial de pensamiento que permite al hombre interactuar con su espacio natural y de esta manera también reconocerse como parte de una comunidad específica. Es un grave error considerar que el mito es un modo de pensamiento reservado a las sociedades "primitivas". El mito es y ha sido siempre la defensa espontánea del espíritu humano ante un mundo ininteligible y hostil. La anterior reflexión nos llevaría a afirmar que en el mito se encuentra el origen de las religiones, sin embargo debe considerarse que los "espíritus" de los bosques, de la luz, de las aguas, no son divinidades, sino solamente presencias capaces de actuar en dominios sobre los que el hombre no tiene ningún poder. El mito griego está en estrecha relación con la religión, pero no llega a confundirse con ella. A pesar de toda la confusión que preside la conformación de la mitología griega, esa inmersa materia llegó a clasificarse y a ordenarse.

Según Hesíodo, al comienzo no hay nada más que espacio, nada orgánico, nada que pueda ser descrito. Luego, después de ese vacío, se dibuja la primera de las realidades, que limita y comienza a darle un sentido: la Tierra, Gea (Tellus) la base segura de todo lo que en el mundo ya se encontraba dividido, pues bajo la Tierra seguía existiendo un espacio vacío donde todo era Caos (Chaos). Ese Caos engendra el Erebo, el vasto espacio subyacente, en que más tarde tendrán su lugar los infiernos. En el vacío ubicado por encima de la Tierra, instala esta a su primogénito, Urano (el Cielo), que emana de ella. Al mismo tiempo que se da esta división orgánica del universo, tiene lugar el nacimiento de Eros (Cupido), el Amor, que es aquí el principio abstracto del Deseo, y no todavía el pequeño dios maligno, perverso y alado. En los orígenes mismos de la creación del universo, era imprescindible crear el Amor, este es el motor universal; es quien provoca las uniones del principio cósmico, los engendramientos que ni la imaginación concibe. Erebo, hijo de Caos, tuvo un hermano llamado Noche. Sin embargo Gea, después de haber engendrado a Urano, dio a luz a las Montañas y las Ninfas (Driada o Nereida), que en ese momento son genios de las Montañas. A Gea también corresponde la maternidad de Pontos (el Mar, principio masculino, la Ola poderosa). La diosa Noche engendra dos hijos: Éter y Día. El primero es la clara y pura luz que se adivina en las más altas regiones de la atmósfera; la luz de los dioses. Por su parte el Día, ilumina a los mortales, y alterna con su madre la Noche.

GENERACIÓN DE LOS TITANES

Urano y Gea adquieren preeminencia, de ellos nacen doce hijos, los Titanes y las Titánidas. Los Titanes son seis: Océano, el mayor, luego Ceo, Críos, Hiperión, Iapeto y, finalmente, Cronos (Saturno). Seis hermanas, las Titánidas: Tía, Rea (Cíbiles), Temis, Mnemosine, Febe y Tetis. Algunos de estos nombres responden a funciones particulares dentro del mundo, así, Temis, por ejemplo es la Justicia, Mnemosine es la memoria, quien garantiza la duración del mundo, no gracias al tiempo sino a la alternancia entre el día y la noche. Tetis es una divinidad marina; parece personificar la fecundidad femenina del Mar. Se casó con Océano, y le dio más de tres mil hijos (los ríos del mundo), su morada está situada lejos en el Oeste, en el país del Atardecer, todo rojo, que el Sol visita a diario al bajar del cielo. Hiperión (el que viaja a lo alto) casado con su hermana Tía, engendra a Helios y Selene (el Sol y la Luna). La mayor parte de los Titanes no existe más que en su descendencia: Ceo, unido a su hermana Febe (la Brillante), engendra a Leto, que más tarde será la madre de Artemisa y de Febo. Críos, con Euribia, una de las hijas de Gea y del Pontos, engendró a Astreo que fue uno de los esposos de la Aurora (Eos), al gigante Palas, y finalmente Perses, que fue el padre de la diosa Hécate -la señora de la noche-, diosa de la Abundancia, de la Elocuencia, pero también temible maga, hábil para metamorfosearse en perra, en loba, en asna, y cuya estatua de tres cabezas se erguía frecuentemente en las encrucijadas. Iapeto se casó con Climena, hija de Océano y de Tetis, que le dio cuatro hijos: Atlante (Atlas), el gigante que más tarde fue condenado a llevar sobre sus hombros la bóveda del cielo, Menoetio, quien también participó en la rebelión contra Zeus, y que por esa razón fue fulminado y sumergido en el Tártaro. El Titán cuya descendencia reviste mayor importancia es Cronos. A partir de él se desarrollan los destinos que llevan al poder a la generación divina de los Olímpicos. Los Cíclopes eran también hijos de Urano y Gea, tres genios de la tempestad: Arges (el fulgor del relámpago), Asteropes (las nubes de la tempestad) y Brontes (el estruendo del trueno), luego los Hecatonquiros (los Ciembrazos), tres gigantes: Coto, Briareo y Gies. Urano detestaba haber sido padre tan prolífico y por ello prohibía a sus hijos el ver la luz; les obligaba a permanecer encerrados en las profundidades de la Tierra. Ya que Urano imponía una continua fecundidad a su compañera, ésta planeó junto con sus hijos mayores, la venganza. Ninguno de ellos aceptó, excepto el más joven de ellos, Cronos, quien odiaba a su padre –no se sabe bien por qué-. Entonces Gea le confió una serpiente de acero muy dura y aguzada, y cuando una noche Urano se acercó a ella para fecundarla una vez más, Cronos que se encontraba expectante, le cortó con la serpiente los testículos a su padre y los lanzó al espacio. La sangre del dios herido cayó en forma de lluvia sobre la tierra y el mar, donde engendró aun otras divinidades. De esta sangre que cayó en la tierra salieron las Erinias –Eumenides-: Alecto, Tisífone y Megera, las tres Furias, genios crueles que viven en las profundidades del Infierno, donde torturan a los criminales, los Gigantes y una nueva generación de Ninfas, las Melíadas, o Ninfas de los fresnos. Titán Atlas De la sangre mezclada con semen, que cayó sobre el mar, nació la diosa Afrodita (Espuma). Amor y el hermoso Deseo, la cortejaron en cuanto nació.

LAS PRINCIPALES DIVINIDADES

Luego de cumplir su venganza, Cronos se quedó solo para reinar en el mundo que apenas se formaba. Alrededor de él se formaron nuevas generaciones. Noche engendró a la Suerte, Kere (el Destino) y Thánatos (el Fallecimiento); también engendró el Sueño y toda la raza de los Ensueños, así como a Momo, el dios del sarcasmo, y al Dolor, y a Némesis, que es la venganza de los dioses, y castiga en los hombres todo acto. Por su propia fecundidad, Noche engendró a las Hespérides, que son las Ninfas del Ocaso. Hay tres: Aegle, Eritia y Hesperaretusa: Habitan en el Extremo Occidente, en las orillas del Océano, no lejos de las islas Afortunadas, donde residen las Almas Felices. Diversos demonios crueles también son hijos de la Noche, Apaté (Engaño), Filotes (Ternura), Geras (Vejez), Eris (Discordia), que a su vez engendró otras calamidades: Olvido, Hambre, Los Dolores, los Combates, los Crímenes, las Querellas, los Discursos embusteros, Anarquía, Desastre, y Juramento (Horco). De esta manera el mundo se preparaba para recibir a los Hombres disponiéndoles mil causas de sufrimientos.

LOS DEMONIOS DEL MAR

Pontos (la Ola) tuvo como primogénito a Nereo, a quien se llama el Viejo del Mar, porque es leal y benigno a la vez, sin olvidar jamás la equidad. También Pontos engendró con Gea, a Taumas, que más tarde fue el padre de la diosa Iris, encarnación del arco iris y mensajera de los inmortales; luego a Forcis. Por su parte Nereo se unió con Doris, una de las hijas de Océano, que le dio las Nereidas, cuyo número varía según las tradiciones: más frecuentemente, se cuentan cincuenta, pero a veces son el doble. Entre las Nereidas sólo algunas han recibido una leyenda en particular: Tetis, la madre de Aquiles, y Anfitrite, la esposa del Olímpico Poseidón, dios del mar, y la siciliana Galatea. Las Nereidas jóvenes y bellas, pasan su tiempo eterno, hilando y cantando en el palacio de oro de su padre. Taumas hijo de Pontos, ha engendrado a la Arpías, Aelo y Ocipete (la borrasca y la vueladeprisa) a las que a veces se añade una tercera hermana, Cileno (la Oscura). Estas Arpías son genios malhechores, cuando caen sobre el mar, con toda la velocidad de sus alas, nada les aguanta: Lo arrancan todo a su paso. Se las representa semejantes a pájaros de presa, con garras agudas, y se asegura que viven en las islas Estrofadas, en el centro del mar Jónico. Las tres viejas del mar son: Las Greas (Enio, Pefredon y Dino: Viven en el Extremo Oriente, en un país cubierto de brumas, donde nunca sale el sol. Sólo tenían un ojo y un diente las tres, sirviéndose de ellos por turno). Las tres Greas eran hermanas de otros tres monstruos, las Gorgonas, llamadas Esteno, Euríala y Medusa. Medusa era la única mortal entre las tres. Las gorgonas eran horribles, estaban armadas con grandes defensas semejantes a las de los jabalíes: Sus ojos chispeaban y su mirada era capaz de convertir en piedra a quien tuviera la osadía de mirarlas fijamente. Su cabellera era hecha de serpientes, y alas de oro les permitían volar, vivían en los confines del mundo. Perseo da muerte a Medusa quien había sido fecundada por Poseidón. De su cuerpo al morir, surgen dos seres: Pegaso, el caballo alado, y Crisaor, el héroe de la espada de oro, que a su vez, engendró al gigante Gerión el de los tres cuerpos, víctima de Heracles y también a Equidna (la Víbora), un monstruo aterrador que se unió a Tifón y le dio hijos: El monstruo perro Ortros, compañero de Gerión, Cerbero, el perro que guardaba los Infiernos, la Hidra de Lerna, que había de ser muerta por Heracles, y la Quimera, a la que más tarde combatiría Belerofonte.

PRIMERA GENERACIÓN

En unión con su hermano la Titánida Rea, Cronos tuvo tres hijas: Hestia, Deméter y Hera, y tres hijos: Hades, Poseidón y, finalmente, Zeus, el último. Una maldición pesada sobre Cronos, luego de destronar a su padre, había rehusado dar satisfacción a Gea. Por no haber liberado a sus hermanos, condenados a no ver la luz. Gea le prometió que también él sufriría la suerte que había infligido a su padre, y que sería destronado por sus hijos. Para prevenirse contra esa amenaza. Cronos devoraba los hijos que le daba Rea. Los primeros cinco, se los comió. Pero cuando estuvo a punto de nacer el pequeño Zeus, Rea decidió salvar a ese niño. Con la complicidad de Gea, encontró un asilo en una caverna de Creta, donde dio a luz. Luego tomó una piedra y la envolvió en pañales, llevándosela a Cronos y diciéndole que era su hijo. Sin enterarse de la verdad, Cronos, tomó la piedra y se la comió. Zeus se había salvado al mismo tiempo que Cronos estaba condenado. Zeus creció en el antro de Creta, confiado a la custodia de una nodriza, la ninfa Almatea, y de jóvenes guerreros armados de lanza y escudo, los Curetas. Los Curetas (los jóvenes) danzaban sin descando una danza guerrera en torno a la gruta donde reposaba el niño: hacían el mayor ruido posible, entrechocando las armas y lanzando gritos de guerra. Todo ello con el fin de cubrir el llanto de Zeus, impidiendo que Cronos lo descubriera y se apresurase a devorarlo. Protegido, Zeus creció y adquirió toda su fuerza divina. Llegó el momento en que había de cumplirse la promesa de Gea. Zeus tenía entonces por compañera a una hija de Océano, Metis (Perfidia), que le dio una droga gracias a la cual Zeus pudo hacer vomitar a su padre los hijos que había devorado anteriormente. Todos volvieron a ver la luz. Con estos aliados, Zeus atacó a Cronos y a los Titanes, que fueron en auxilio de éste. La lucha duró diez años. Finalmente un oráculo de Gea prometió a Zeus la victoria si tomaba a los seres monstruosos precipitados antaño en el Tártaro por Cronos. Obedeciendo, y realizando así el voto de Gea, a la que Cronos había engañado, Zeus liberó a los monstruos, que se convirtieron en sus guardianes. Aquellos monstruos dieron a los jóvenes dioses poderosas armas que figurarían entre sus atributos futuros. Así es como los tres Cíclopes, forjaron para Zeus el trueno y el rayo, lo mismo que el relámpago: y Zeus será, eternamente, el dios del cielo tempestuoso. También dieron a Hades un casco que volvía invisible a quien lo llevara, por ello fue el dios del reino invisible, y reinaba sobre las almas de los difuntos. Poseidón recibió un tridente mágico, cuyo golpe es capaz de trastornar la tierra y el mar. Los Olímpicos se distribuyeron en el universo. Zeus obtuvo preeminencia, y reinó sobre el cielo, Hades se contentó con la parte del mundo situada debajo de la tierra, es decir, el mundo infernal. Poseidón fue el señor del mar.

SEGUNDA GENERACIÓN

Zeus tomó una esposa divina, Hesíodo le atribuye a Metis como primera compañera, Gea y Urano, depositarios de los secretos divinos, revelaron a Zeus un oráculo del Destino: De los hijos que nacieran de Metis y de él, el primero sería muy sabio y valiente, pero el segundo sería un hijo de ánimo violento llamado para destronar a su padre. Previniendo el peligro, Zeus se comió a Metis cuando ésta esperaba a su primer hijo. Zeus convocó al dios forjador, Hefestos, y le ordenó que le hendiera la cabeza de un hachazo. Y así es como, de la cabeza de Zeus, surgió una muchacha enteramente armada: era la diosa Atenea, toda sabiduría y valentía. Temis, la Titánida, fue la segunda esposa de Zeus, era ella la encarnación de la ley o la Equidad. De esa unión nacieron las divinidades que llaman las Horas, y que son las estaciones, Eran tres, Hesíodo, las llama: Eunomía, Diké e Irene, es decir, Disciplina, Justicia y Paz, pero los atenienses las conocían bajo los nombres de Thalo, Auxo y Carpo, que evocan los tres principales momentos de la vegetación: el nacimiento de la planta, su crecimiento y su fructificación. Zeus tuvo otras tres hijas con Temis, Moiras (las Parcas): Cloto, Laquesis y Átropos, que rigen el destino de todo ser humano. Aquel destino estaba simbolizado por un hilo, que la primera de las Parcas sacaba de su rueca, que la segunda enrollaba y que la tercera cortaba cuando llegaba al término de la vida que representaba. La tercera esposa de Zeus fue la Oceánida Eurinome, que le dio también tres hijas, Kharites (las gracias), Aglae, Eufrosine y Talía. Como las Horas, las Gracias son genios de la vegetación: Son ellas quienes transmiten la alegría en la Naturaleza y en el corazón de los hombres. Viven en el Olimpo en compañía de las Musas, presiden toda labor femenina. Deméter que era su hermana, dio a Zeus una hija, Perséfone. Luego se unió a la Titánida Mnemosine, y tuvo de ella nueve hijas, las Musas, "que se complacen en las fiestas y en la alegría del canto". Las Musas también patrocinan todas las actividades intelectuales, hasta las más altas, todo lo que libera al hombre de la materia y le da acceso a las verdades eternas. Elocuencia, persuasión, sabiduría, conocimiento del pasado y de las leyes del mundo, matemáticas, astronomía, poesía, música y la danza son su dominio. Las Musas eran: Calíope, Clío, Polimnia, Euterpe, Terpsícore, Erato, Melpómene, Talía y Urania.

MUSAS Y SU ESPECIALIZACIÓN

Calíope La poesía épica. Clío La historia. Polimnia la pantomima. Euterpe La flauta. Talía la comedia. Erato la lírica coral. Tepsícore la poesía ligera y la danza. Melpómene la tragedia. Uranía la astronomía. Después de Mnemosine, Zeus se unió con Leto, la hija del Titán Ceo y de la Titánida Febe. De ella tuvo dos hijos, Artemisa y Febo. Maia, hija del Titan Atlas, concibió al dios Hermes por obra de Zeus. Hera fue la última de las esposas divinas de Zeus, que le dio un hijo. Ares, el dios de la Guerra, y dos hijas: Hebe, personificación de la juventud (esposa de Heracles), e Ilitia, el genio femenino que protege los partos. Zeus amó también mortales, sobre todo a Alemena, que le dio a Hércules, y Semele, de la que tuvo a Dionisio, el dios del Vino. Hera, furiosa de verse así abandonada, hizo nacer por sí misma, sin la intervención de Zeus, a un hijo divino, Hefestos, que preside el trabajo de los herreros y de las artes del fuego. Se completa de esta manera, el grupo de las grandes divinidades. En la época clásica se considera que existen doce "Olímpicos": Zeus, Poseidón, Hefestos, Hermes, Ares, Febo, Hera, Atenea, Artemisa, Hestia, Afrodita y Deméter